Metodología y Estrategia de Intervención

Las acciones para la inserción de personas privadas de libertad difícilmente pueden ser eficaces si sólo son laborales. Para optimizar sus resultados se deben enmarcar en una intervención INTEGRAL que contemple todos los aspectos que han incidido en el proceso de exclusión. En esta lógica, lo laboral es completado con otras acciones de carácter social, sanitario, familiar, de apoyo en necesidades básicas, etc.

La inserción laboral es un factor esencial para conseguir la plena integración social del colectivo con el que estamos trabajando, por lo que gran parte de nuestros esfuerzos están dirigidos a la adquisición de destrezas personales para acceder y mantener el empleo. La drogodependencia es el otro gran problema de casi todos los beneficiarios del Programa y, en muchos casos, aparece relacionada con una la patología de salud mental.

ITINERARIOS PERSONALES Y FLEXIBLES. Aunque todos los casos presentan una dificultad para la estructuración personal y para asumir su propia vida en relación social, cada una de las personas con las que trabajamos parte de una situación diferente caracterizada por un conjunto singular de capacidades y recursos que es necesario tener en cuenta para diseñar itinerarios personalizados que pueden ir siendo adaptados de forma flexible para incrementar su efectividad.

Una clave central es el ACOMPAÑAMIENTO, entendido como relación de seguimiento, apoyo, revisión y evaluación compartida del proceso, que favorece que el sujeto tome sus decisiones de acuerdo con su itinerario personal desde una perspectiva integral: adaptación al trabajo, gestión económica, relaciones sociales y familiares, predecir situaciones potenciales de riesgo, etc.

El seguimiento y dinamización del proceso de inserción es una de las prioridades del programa, siendo la figura del tutor un elemento educativo y terapéutico relevante, Los tutores mantienen un contacto permanente, con los beneficiarios. Así pues, las tutorías favorecen la personalización del proceso de cambio y el abordaje procesual de los objetivos planteados en el Plan Personalizado de Inserción.

  • IMPLICAR a la persona en el propio proceso, como sujeto activo de sus decisiones y sus cambios. Promovemos el protagonismo y corresponsabilidad de las personas en los procesos de cambio. No se trata de hacer para él, sino de hacer con él. La implicación personal, como la motivación, es un aspecto determinante del proceso, una condición del inicio del itinerario y un resultado del mismo.
  • El proceso personal de cambio de cada destinatario requiere introducir y abordar progresivamente los objetivos y retos a alcanzar. Que sea PROCESUAL implica estructurar adecuadamente y con flexibilidad el camino a recorrer, introduciendo en el proceso elementos de feed-back permanente que permitan modificar los siguientes pasos a la luz de lo avanzado en el camino anterior.
  • NORMALIZACIÓN. Precisamente se trata de ir desarrollando la capacidad de vivir en libertad. Para eso es necesario ir colocando a la persona en las situaciones progresivamente más normalizadas (trabajo, relaciones…) para consolidar su proceso terapéutico. Esta es una de las razones por las que en el programa del Centro de Día habrá intervención conjunta entre profesionales y voluntarios, que facilitan y apoyan esta normalización.
  • AUTONOMÍA. Dado que el objetivo final es que la persona sea capaz de asumir su propia vida de forma autónoma en libertad, la metodología habrá de tener en cuenta la necesidad de potenciar la toma de decisiones personal, adecuadamente contrastada. Esto implicará, en momentos, asumir “riesgos controlados”, permitiendo que las personas tomen progresivamente sus propias decisiones y aprendan de las consecuencias de sus actos.
  • Potenciar las ÁREAS FUERTES. “Nada hay más educativo que el éxito”. Es preciso descubrir en cada persona cuáles son sus fortalezas, ya que será en ellas en las que nos podremos y se podrá apoyar para su proceso de desarrollo.
  • Trabajar la MOTIVACIÓN. La motivación para la inserción es al mismo tiempo un punto de partida y un objetivo del propio itinerario. Es una realidad en evolución que se debe acompañar y desarrollar a lo largo del mismo. Conducir la motivación inicial (“salir de prisión”, “tener dinero”) hacia una motivación orientada al sustento de un nuevo estilo de vida, a la promoción personal y profesional
  • EVALUAR e identificar prioridades. La concreción del itinerario personalizado debe partir de una valoración inicial de las capacidades, necesidades y dificultades de cada persona (faltas, problemática, empleabilidad, interés, potencialidades, expectativas, motivación, etc) de manera que permita establecer los objetivos, prioridades, elementos complementarios , compromisos a establecer, etapas, etc. La evaluación debe permitir identificar los aspectos no laborales que pueden condicionar el itinerario de inserción, para establecer las acciones adicionales y compromisos vinculados. Entre estos aspectos complementarios hay que destacar los relacionados con la continuidad del tratamiento adictivo. Otros aspectos, diferentes para cada persona, pueden ser los relacionados con tratamientos de salud física o mental, terapias sobre violencia de género, ayudas para la atención a menores, apoyos temporales de alojamiento, etc.

 

Metodología y Estrategia de Intervención